Acevedo Guido guidoacevedo@hotmail.com
Beuses Regina reginabeuses7@hotmail.com
Herrera Gioconda giocondaherre@hotmail.com
Montilla Alecci aleccimontilla@hotmail.com
Vergara Degnis degnis2@hotmail.com
Chile y España (Rol del Director como Líder)
En este artículo se ha estudiado las reformas
educativas en Chile, para (Weinstein y Muñoz, 2009), ellos afirman que estas
reformas no le otorgaron un rol protagónico a los directivos, dejándolos como
elementos secundarios dentro de la estructura educativa. Es necesario generar
un cambio de dirección en varias dimensiones y de esta manera producir cambios
significativos dentro de las escuelas.
De igual manera en España para Bolívar (2006), señala cómo
el modelo electivo por el Consejo Escolar, establecido en 1985, no ha resuelto
adecuadamente la dirección de las escuelas, entre otras cosas por la ausencia
de candidatos y su carácter no profesional, abogando por un liderazgo
pedagógico. Sorprende, pues, que la política educativa haya mantenido en el
olvido durante tanto tiempo a unos profesionales con un papel tan decisivo
sobre los resultados escolares.
El objetivo prioritario de las políticas educacionales
en el siglo XXI es garantizar a todos los estudiantes los aprendizajes
imprescindibles que les que posibiliten, sin riesgo de exclusión, la
integración y participación activa en la vida pública. El liderazgo en la
enseñanza está, sin duda, para hacerlo posible. Necesitamos, pues, los mejores
equipos directivos que puedan ejercer un liderazgo educativo. Para esto, en primer
lugar, como sugiere el informe de la OCDE (2008), se requiere hacer de la
dirección escolar una profesión atractiva. Atraer a los mejores candidatos deben
potenciarse en remuneraciones, carrera profesional y formación.
Es necesaria una formación inicial y en servicio
adecuadas. Los líderes escolares necesitan capacitación específica para
responder al aumento de funciones y responsabilidades, en particular sobre
estrategias para mejorar los resultados escolares.
El referido informe de la OCDE (2008) dedica el
capítulo 4 al “Desarrollo de habilidades para un liderazgo escolar eficaz”. El
Marco para la Buena Dirección reconoce el complejo rol del director y los
docentes que cumplen funciones directivas en la actualidad, que requiere para
ejercer con propiedad el liderazgo y gestión del establecimiento educativo
competencias en cuatro grandes ámbitos de acción: liderazgo, gestión
curricular, gestión de recursos y gestión del clima institucional y
convivencia. Si la dirección escolar se ha asentado en un conjunto de
regularidades que gobiernan la organización de los centros, la nueva gestión
está demandando un cambio de papel que, justamente, al no haberse producido una
reestructuración organizativa, lo impiden. De ahí la necesidad de un liderazgo
de la dirección que incite, de un modo “transformativo”, al desarrollo del
establecimiento escolar como organización. Hacer posible el liderazgo
educacional (pedagógico o instrucional) exige, pues, cambios en la actual
estructura organizativa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario