González, Elis. ormides2@gmail.com
Rosales, Yris. yrisleo@gmail.com
Tenías, Martín. mtenias64@gmail.com
Dirigir una
institución escolar es un ejercicio de liderazgo que desde el punto de vista de
Delgado (2004), ha de asumirse no como una cualidad individual potenciada por
el entorno, sino como una función de naturaleza grupal y compartida que permite
romper la estaticidad de la organización e impone flexibilidad al desarrollo de
otras funciones directivas, a favor del crecimiento organizacional y del logro
de un proyecto común.
Consecuencia
directa de lo anterior es la visión del liderazgo propuesta por este autor, como
una competencia transversal debido a que comprende y abarca acciones, funciones
y otras competencias particulares de la práctica directiva que él mismo
especifica en su trabajo; las cuales lo llevan también a calificar el liderazgo
como una función de los entes directivos, por ser una actividad propia de tal nivel
organizacional.
Afirmar que el
liderazgo es una función permite inferir que todos podemos ser líderes, que el líder
nace y se hace; no por contar con cualidades potenciales sino por cumplir con
una función que implica asumir responsabilidades que dependerán del contexto y
sus exigencias de acción y actuación en común con otros actores a favor de unas
metas u objetivos.
Por tanto, el
liderazgo como función agrupa competencias clave para la función educativa de dirección
como son: saber teórico-metodológico abierto a la interdisciplinariedad y transdiciplinariedad;
conocimiento del entorno; desarrollo profesional en un ambiente de formación
permanente; administración de recursos humanos y pedagógicos con visión de
equipo; manejo creativo e innovador de los recursos financieros con criterio de
eficiencia; y comunicación empática, participativa e incluyente.
Como corolario de lo antes dicho, la función de
liderazgo es una competencia superior al constituirse en el eje de la acción
directiva y de una retroalimentación sistémica y dialógica que genere nuevas
funciones y actividades según el momento, los actores y el grupo, de forma
compartida y sostenida. También, porque atraviesa y soporta un conjunto de
cualidades y perspectivas pertenecientes a los distintos dominios: cognitivo,
emocional, social, axiológico, de cada participante.
En el caso venezolano, la implementación de un
modelo educativo basado principalmente en la garantía del derecho a la
educación y en los valores de equidad, participación e inclusión, exige la
formación de docentes en un ambiente que les permita adquirir competencias para
llevar a cabo un liderazgo directivo más allá de lo meramente gerencial o
burocrático; en otras palabras, más cercano a la visión y acción de un
liderazgo instructivo como el descrito por Delgado (2004). Así mismo la
integración a la escuela de los órganos vivos de la comunidad, principalmente a
través de la participación de los Consejos Comunales en la toma de decisiones
que incidan en la resolución de problemas comunitarios o locales, a partir de
la acción pedagógica.
Referencia
Delgado, M. L. (2004). La función de liderazgo de
la dirección escolar; una competencia transversal. En: Enseñanza, 22,
2004. Salamanca, España: Ediciones Universidad de Salamanca. pp 193-211.
Extraído desde:
http://e-spacio.uned.es/fez/eserv.php?pid=bibliuned:20282&dsID=funcion_liderazgo.pdf.
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